viernes, octubre 28, 2005

Babel

Dos días después de llegar a Japón recibí una llamada telefónica:
- ¿Giancarlo-san?
- ¿Si? ¿Con quién hablo?
- XXX XXXXXX XXXXX XX XXXXXX...
- Eh... lo siento, pero no hablo japonés... ¿Podría hablar usted en inglés por favor?
- Estoy hablando en inglés...

Me tomó un tiempo (y aún me cuesta algo de trabajo) entender a mi nuevo amigo indio ¡Qué difícil entenderlos cuando hablan inglés! Me pregunto, ¿tendrán esa dicción quienes atienden en esos call-center que han sido outsourceados a la India? Y me pregunto de nuevo, ¿seremos tan difíciles de entender los latinos al hablar inglés...?

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Al mes y medio tuve que pasar por un examen médico obligatorio. Ya entendía algo de japonés, pero aún así no lo suficiente para no sentirme algo nervioso ese mismo día. Hice mi cola, y repetí lo que veía que los demás hacían. ¿Se paran aquí? Me pararé aquí ¿Siguieron la cola de la derecha? Seguiré la cola de la derecha ¿Entregaron sus papeles en la ventanilla 4? Pues entregaré mis papeles en la misma ventanilla 4 ¿Se tomaron la presión en las máquinas de la izquierda? Hacía allí fui y me tomé yo mismo la presión... Al final del proceso una doctora, muy amable ella al percatarse que era extranjero, me preguntó en inglés:
- Have you ..ad ...x ...y?
- I'm sorry, but I couldn't understand you... (de verdad, no tenía idea de a qué se refería)
- I was asking if you ..ad ...x ...y?

Traté de descifrar su inglés pensando en todo lo que había hecho durante el examen, y al recordar que mi presión estaba ligeramente alta (¡obvio! ¡estaba nervioso por no entender!) comprendí su pregunta... ¡Me estaba preguntando cuál había sido el motivo de mi presión ligeramente alta! "Have you had sex today?"
- No, I didn't – le respondí orgulloso (de haber entendido)
- I'm sorry?
- Oh, I didn't have sex today (¡hay que ser claros con los japoneses!)
- I'm sorry?
- I-DID-NOT-HAVE-SEX-TO-DAY (¡ay mujer! ¿no me entiendes? hay que pronunciarles claro el inglés a ustedes, ¿eh...?)

Ella tomó un papel y escribió en él: "Have you passed X-Ray?"

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Hace tres meses, en pleno verano, encontré un letrero al lado del estacionamiento de bicicletas. Mi japonés ha mejorado, pero aún hay miles de palabras que nunca voy a entender...

"Hay ### cras ### no entre a este estacionamiento de bicicletas"

Los japoneses son muy graciosos ya que, a pesar de tener palabras en japonés para todo, les encanta usar palabras similares al inglés. Casi como nuestro Spanglish. "Cras", ¿qué significará? ¡Pues claro! ¡Class! Lo que el letrero indicaba es que si no tienes clases, no puedes usar ese estacionamiento... ¡Evidente!

Así que, como yo sí tenía clases, abrí la cadena y entré a estacionar mi bicicleta.

En esas estaba cuando un cuervo comenzó a emitir sus agudos graznidos, y se paró en un techo a unos cinco metros de mí. "Qué extraño", pensé, "Aquí las aves no huyen de las personas como en el Perú"

Cinco segundos después... ¡zás! El avechucho pasó volando a cinco centímetros de mi cabeza... "¡Qué es esto!", pensé extrañado, "¡el ave perdió el sentido del rumbo y casi se estrella conmigo!"

Diez segundos después otro ¡zás! Y el cuervo de marras me golpeó la cabeza con el pico... "¡¿Qué?! ¡Este cuervo me está atacando!". Y preso del pánico salí corriendo del lugar... Debo haber roto el récord de velocidad entre el estacionamiento y mi laboratorio...

Al llegar allí le conté a un amigo japonés lo que acaba de ocurrirme. "Claro", me respondió, "por eso hay un letrero diciendo que no entres al estacionamiento porque hay cuervos"...

Allí entendí. "Cras" no era "Class" sino "Crows".

Una palabra nueva que jamás olvidaré.

sábado, octubre 22, 2005

Terror al bronceado



A mediados de agosto, con aquellas crueles temperaturas de verano capaces de derretir un helado de un litro en 25 segundos, no se sorprendan si encuentran en Japón mujeres caminando por la calle con pantalones largos, casacas, chompas o blusas de manga larga, guantes, bufandas, y viseras de color negro traslúcidas que usan para taparse la cara. Y no es que tengan el termostato dañado, no. La razón es otra: es que aquí nadie quiere broncearse pues "blanco es bueno".



Ya hace cientos de años las geishas y maikos se pintaban el rostro de blanco para entretener a sus clientes. Y es que el blanco siempre representó la limpieza, pureza, inocencia que es parte de este ideal japonés. Y así es que la mayor parte de las mujeres evitarán por completo broncearse. No quieren tener pecas, ni que la piel se les arrugue antes de tiempo. Quieren tener una piel sana, blanca, juvenil por el resto de sus días. Esto, por supuesto, ha hecho de Shisheido, Kanebo y otras fábricas japonesas de artículos de belleza, empresas multimillonarias con cientos de productos en los escaparates que ofrecen proteger la piel y mantenerla en su estado lozano por más y más tiempo.

Claro que no todas siguen la corriente. Como en cualquier parte del mundo muchas se niegan a seguir los patrones culturales tradicionales, y prefieren una piel ultra-bronceada. Las Yamamba y las Ganguro son precisamente de esta especie. No hay muchas en Kyoto, pero pude tomar unas fotos para que se hagan una idea. Si quieren ver más, visiten esta página (y no se espanten por los colores, que es parte del look). Pero recuerden, a pesar de lo que vean en estas fotos, en animes, en mangas, o de lo que hayan escuchado, la mayoría sigue pensando que "White is Right"...





En fin, ya lo saben, ¡cada loco con su tema!

domingo, octubre 16, 2005

El burro flautista

¡Cómo son las cosas! No hace mucho estaba hablando (medias) pestes sobre las fiestas "a la japonesa", y hace sólo unos días tuvimos nuestra propia versión entre latinos... ¡con todo y nijikai! (lección aprendida: nunca escupas al cielo).

Esta vez nos juntamos para celebrar el cumpleaños "twenty-sex" de Yuki, colombiana de padre japonés (ni modo, de allí le salieron los rasgos... ¡no es culpa suya!), pero más colombiana ella misma que la arepa (o que el aguardiente de Antioquía, el café, o el mismo Cártel de Medellín). Así que, bien aprendida la lección en este país, celebramos comiendo, tomando unos tragos, y regresando a casita antes del último tren (que aquí dejan de circular antes de medianoche... triste, ¿no?).

Y como sé que hay varios voyeristas por allí afuera (admitámoslo, todos lo somos, sino, ¿qué hacemos leyendo blogs ajenos?) los dejo con las mejores fotos de la noche... ¡Convirtamos por hoy este blog en un fotoblog!



Yuki, colombiana, nuestra agasajada de la noche, orgullosa "twenty-sex-añera" (como diría mi buen amigo Mario, "veintiséis navidades, ¡y ni una noche buena!")


Ivón, argentina por los cuatro costados ("y... viste... sho no hablo como los porteños...")


Fabricio (a) "Fab Pit", enviado por el Gobierno Boliviano a Japón para "impartir cultura y mejorar la raza"... A su derecha Salvador, mejicano (en todo grupo de latinos expatriados, ¡siempre hay un mejicano!), nuestro traductor al español de las canciones de Café Tacuba.


Carlos, otro colombiano más en Japón... Si se supone que los peruanos somos la colonia más grande de hispanohablantes en estas islas, ¿por qué me encuentro con tantos cafetaleros por aquí?


Cristian, el metrosexual del grupo. Las malas lenguas dicen que dejó su Chile querido, agobiado por los innumerables juicios de alimento. Pero aquí entre nos, no creo que sea cierto... Miren esa cara, ¿lo creen capaz de matar una mosca?


"Por favor, Cristian lindo, por favor, mira que es mi cumpleaños, por favor, no me puedes negar nada esta noche, dime que si, ¿siiiiiiiiii?"


En fin, dijimos que no mataba moscas. Pero mujeres... ¡A ellas las trae muertas!



Estas dos son mis fotos favoritas. Pero juntas. Salieron buenas, ¿eh?


La del cierre. Salió brillante por culpa del flash... ¡pero muy divertida! El Cártel Latino en pleno (aunque con un par de lamentables bajas).

A ver niños, ¿qué se dice al final de la noche cuando uno la pasó bien? "¡Que se repita! ¡Que se repita! ¡Que se repita!"

Y sip. Ojalá se repita. ¡Hasta la próxima!


POST DATA: Si llegaron hasta aquí sin entender el porqué del título, hagan memoria, transpórtense a su niñez y recuerden a Tomás de Iriarte y su "El Burro Flautista"... Y no se preocupen muchachos, que por un par de fotografías que salieron buenas, aún no me creo fotógrafo... ¡Salud!

martes, octubre 11, 2005

Adiós verano

¡Adiós, infernal Verano!

Te recordaremos sin pena aunque con algo de gloria.

Es cierto, no rompiste por aquí el récord de días seguidos con temperaturas superiores a 30 grados como hiciste en Tokio, pero igual nos hiciste sudar la gota gorda. ¡Cómo te gustaba vernos derretirnos mientras estábamos sentados leyendo el periódico! ¡Cómo te regodeaste logrando que nos metiésemos en la ducha tres, cuatro o más veces todos los días! Creo, honestamente, que estabas coludido con las fábricas de cerveza y las de equipos de aire acondicionado, y les has proporcionado pingües ganancias esta temporada...

Pero no todo fue malo, es verdad. Me gustó mucho la forma en que celebraron los japoneses (¿acaso en tu honor?) lanzando miles de fuegos artificiales al cielo. ¡Y yo que pensaba que los fuegos artificiales eran disfrutados sólo en China!



Hanabi les dicen por aqui: flores de fuego. ¡Qué poético nombre! Sólo a los japoneses se les podía ocurrir algo así. Y de disfrutarlo, ¡cómo lo disfrutan! Se ponen aquellos kimonos ligeros de algodón que llaman yukatas, y se acomodan muy temprano buscando las mejores ubicaciones al lado de algún río para disfrutar el espectáculo...





Y los fuegos artificiales en si... ¡Guau! No tengo otra palabra para describirlos. De todas las formas y colores: corazones, estrellas, planetas, pescados, flores, espirales... ¿cómo consiguen darle todas esas formas? Yo me quedé con los castillos que quemamos en las provincias del Perú, o con las pequeñas ratablancas, calaveras, rascapiés y demás que encendemos los niños en Navidades. Todos hacen ¡bam! y lanzan un destello de luz. Algunos, los más caros, forman gigantescas esferas en el cielo. Pero la variedad de formas que encontré aquí me tomó por sorpresa. Cuéntame, Verano, en serio, aquí entre nos... ¿cómo lo hacen?


Un corazón y una estrella (haz click sobre cualquier fotografía para ampliarla)


Un planeta con anillos (¿Saturno?) y un pescado (¡un pescado!)


Una flor y una espiral (¿o un caracol?)

¡Cómo les gusta a los japoneses jugar con fuego! Sea en estos hanabi, o con las antorchas que encienden en los cerros para mostrarles el camino a las almas en Obon, o quizá encendiendo las chispitas mariposa que comparten los jóvenes al lado del río, no hay duda que has llegado, Verano, cuando las noches huelen a pólvora...

¡Pero ya fue suficiente! Ya sufrimos, nos deshidratamos y disfrazamos las molestias del calor con la alegría de encender los fuegos artificiales. Vete ahora al sur, allí donde te esperan. Te toca calentar el otro hemisferio y permitirles ahora, a quienes viven allí, disfrutar el poder salir a la calle en ropas ligeras, el tomar helados, el broncearse, el ir a la playa.

Hasta el próximo año, Verano. Aquí te esperaré con mis chispitas mariposa para darte la bienvenida.

Ahora te dejo, que tengo que sacar mis casacas, pullovers y camisas de manga larga que guardé cuando llegaste.

Adiós. Hasta la próxima.

martes, octubre 04, 2005

De parranda a la japonesa



Estoy absolutamente convencido que cada cultura, cada país, tiene formas muy propias y originales de pasarla bien, de matar el estrés, de salir a divertirse, y eso por supuesto no cambia aquí en Japón...

Cuatro o cinco veces al año, todos los miembros de mi Laboratorio salimos a relajarnos a la usanza japonesa: yendo a cenar y tomar unas cervezas a un restaurante cercano a la Universidad. Allá vamos todos los miembros del equipo, el Profesor Principal, los Profesores Asociados, la secretaria, y nosotros los estudiantes, y solemos aprovechar la ocasión para celebrar ciertos acontecimientos como el ingreso de nuevos miembros al equipo, la graduación de los estudiantes más viejos, o algún premio obtenido.

Hace año y medio, este acontecimiento fue mi llegada desde el Perú.

¿De dónde eres? ¿Dónde está el Perú? ¿Cuántas horas te tomó llegar? ¡26 horas de viaje! ¿Qué tipo de comida tienen? ¡Yo conozco Machu Picchu y a Fujimori, los vi el otro día en la televisión! ¿Has probado comida japonesa? ¡Asombroso! ¡Qué bien usas los palillos! ¿Hablan inglés en el Perú? ¿En qué deporte obtienen más medallas olímpicas? ¿Es verdad que el Perú está a más de 5000 metros de altura?...

Estas fiestas duran religiosamente dos horas. Ni un minuto más (¡puntualidad ponja!). Y la comida es distinta cada vez, pero normalmente siempre del tipo cocínala-tú-mismo (¿recuerdan el "¡y encima tengo que cocinar mi propia comida!" de Lost in Translation?). Imagino que eso favorece el espíritu de equipo: todos comiendo de la misma olla...

Terminada la fiesta (esto es, dos horas y un minuto después de iniciada) todos estamos nuevamente fuera del restaurante, decidiendo si iremos o no al nijikai, que es cómo una segunda fiesta (un after-party), sólo de estudiantes.

Aún recuerdo mi primer nijikai:

- Giancarlo-san, ¿vas a ir con nosotros al nijikai?
- ¿Qué es el nijikai?
- Es otra fiesta a la que vamos a ir los alumnos. Sin profesores.
- Hmmmm... No lo sé, ya son las 8 de la noche y mañana tengo clases... ¿A qué hora será esta fiesta?
- Estamos yendo directamente. Llegaremos en unos 10 minutos.
- Hmmmm... Puede ser... Pero no me podré quedar muy tarde, ya que el último tren a mi casa sale a las 11 y media...
- ¿11 y media? ¡A esa hora ya estaremos todos en nuestras casas!
- ¿Si? ¿Tan temprano?
- Si, la fiesta durará sólo hasta las 10...

En ese momento, cual Condorito, hice ¡Plop!... ¡Esta fiesta era igual a la anterior, sólo que sin profesores!

Es verdad, cada cultura tiene diferentes formas de divertirse. Para mí ir de fiesta (aunque ahora lo hago poco... ¡es que los años pesan!) comenzaba con salir a comer con los amigos, tomar unos tragos de calentamiento y luego recién a una discoteca, lugar al que nunca osarías llegar antes de la 1:30am, a menos que estuvieses dispuesto a encontrarla desierta. ¿Fiestas terminando a las 10 de la noche? ¡A esa hora recién comienzan las noches latinas!

Como todo en la vida, es sólo cuestión de saber acostumbrarse. Pero ¡ay! cómo extraño las noches limeñas...


Los dejo con unas fotos de mi último nijikai...


Otro restaurante, otros platos de comida, y más cerveza. ¡Definitivamente un nijikai!


En Japón nadie se sierve el trago a si mismo. Todos le sirven a los demás. Servirte a ti mismo es considerado algo muy rudo... a menos que seas extranjero. ¡Poder gaijin!


Les dije, no pueden tomar una foto sin que les hagan el signo de la paz.... A la derecha un típico arreglo japonés, al lado de la cabecera de la mesa.


Una
alcuza japonesa. Pero aquí no tienen aceite, vinagre, sal y pimienta. Esperen más bien sillao, taré, y otras salsas japonesas.

sábado, octubre 01, 2005

Say cheeeeeese...!!!


[Algunas de las imágenes, Google Images]

Una chica japonesa no es tal si no muestra el signo de la paz (o de la victoria) cuando quiera que una cámara la enfoca. Esta es una de las primeras cosas que todos los extranjeros notamos inmediatamente aquí, y de las que nunca recibimos una explicación satisfactoria cuando preguntamos ¿por qué?

Hay, por cierto, muchas versiones de cómo se inició esta moda. Una de ellas, la más romántica quizá, cuenta que en el año 1972, durante las Olimpiadas de Invierno que se celebraron en la ciudad japonesa de Sapporo, Janet Lynn, patinadora artística del equipo norteamericano, tropezó y cayó al hielo sin perder nunca la sonrisa, ni aún mientras se encontraba en el suelo. Sin enojarse ni resignarse a su suerte, se levantó y continuó patinando, luchando por la medalla de oro como si nunca hubiese caído. No la obtuvo, pero se llevó la de bronce, dejando una profunda impresión en los japoneses, para quienes luchar hasta el final sin poner mala cara por los problemas que puedan encontrar en el camino, es una de las más grandes virtudes. En los siguientes días, Janet apareció en todos los medios de comunicación japoneses sonriendo y mostrando la famosa "V", y esta imagen fue tan poderosa, que los jóvenes japoneses la copiaron y la hicieron suya inmediatamente.

Sea o no cierta esta versión, lo cierto es que efectivamente todas las chicas japonesas menores de unos 35 años (y muchos varones también) muestran la susodicha "V" al ser fotografiados. Y no es extraño que muchos extranjeros caigan (caigamos) en la monería...


[Caricatura Bill Mutranowski]

Sabes que has estado mucho tiempo en Japón... cuando invariablemente haces el signo de la paz cada vez que eres fotografiado.