Ralph Peck
Hace muchos años (no diré cuántos, no porque me avergüence, sino porque no me acuerdo), en uno de aquellos cursos ultra pesados - y por ello obligatorios - en la universidad, nuestro profesor solía mencionar dos nombres a diestra y siniestra, una y otra vez, clase tras clase. Estos eran los nombres de los dioses, aquellos iluminados que habían visto lo que los demás no habían descubierto aún, y crearon, casi casi de la nada, allá por los años cuarenta o cincuenta, una nueva especialidad de la Ingeniería Civil: la Mecánica de Suelos.
Al mencionar los nombres de
Karl Terzaghi y
Ralph Peck nuestro profesor se transfiguraba, su rostro se iluminaba, las manos le temblaban, y juro que si caía muerto en ese instante se iba directo al cielo. Era un converso.
Yo, lo admito, estaba fatigado del curso. Harto de una materia a la que no le encontraba sentido, no hacía sino divagar mentalmente, imaginando con quién me tomaría la próxima cerveza, y planeando la próxima juerga.
Jamás en la vida me dedicaré a esta especialidad - me decía a mi mismo -,
¿para qué perder el tiempo aprendiendo estas fórmulas sin sentido?Muchos años después, ¡sorpresas te da la vida!, terminé en Japón llevando una maestría en esa misma materia. Aún recuerdo el examen de admisión hace unos meses: aprendiéndome no sólo el enunciado de la
Ecuación de Consolidación de Terzaghi, sino también la demostración completa... Aquel profesor mío estaría bailando de alegría: ¡un alma más para su redil!
¿Alguno de ustedes es psicoanalista? ¿Tenemos por aquí algún físico? Imaginen como se sentirían si se enterasen que Freud o Einstein están vivos. Es más, nadie se los dijo, ustedes los dan por muertos, y de pronto se los encuentran frente a frente. Un anciano bonachón toma la palabra al micrófono y es anunciado: "a continuación con ustedes el Dr. Freud..." ¡¿¡¿¡¿Qué?!?!?! ¡¿¡¿¡¿Sigmund Freud?!?!?! ¡¿¡¿¡¿Está VIVO?!?!?!
¿Alguien dijo sudor frío? ¿Alguno imagina latidos del corazón
a más de 100rpm? ¿Vista nublada? ¿Pérdida del habla?
Eso mismo sentí yo cuando tuve frente a mi, hace unos días en una Conferencia de Geotecnia aquí en Japón, al
Doctor Ralph Peck en persona...


Yo sé, yo sé, este es un nombre que sólo activará campanitas a quienes como yo hemos terminado relacionados a la Mecánica de Suelos... o por supuesto a quienes recuerden aún a aquel profesor de fiera mirada y mente brillante...
Es que la Mecánica de Suelos no es
cool... No habemos
Mecanosexuales ni
Suelosexuales, cómo sí hay
Tecnosexuales. Tampoco se nos conoce con un nombrecito tan
cool como a los
geek... Las grandes mentes de la Geotecnia nunca harán tanto dinero como Bill Gates, Michael Dell ni Steve Jobs... ¡Dios! ¿Me equivoqué de profesión? (Listo. Ya hice catarsis... ahora a continuar con el post...)
Lamentablemente es costumbre japonesa (a la que debí adherirme muy a mi pesar) no molestar a los invitados... así que no pude pedirle tomarse una foto conmigo. ¡Pero diantres! Qué no necesitaba ningún permiso para tomarme una foto con el letrerillo de orador con su nombre...

¡A ver quién de ustedes se toma una foto con el gafete de Bill Gates! ¡A ver, quién!
Encuentra las siete diferencias
Encuentra las siete diferencias entre las parrilladas (barbacoas) hechas por latinos, y aquellas hechas por japoneses...
Foto 1: Una parrillada con amigos latinos al lado del río Kamo en Kyoto, Japón
Foto 2: Una parrillada con amigos japoneses al lado del mismo río Kamo en Kyoto, Japón1. CarneUna parrillada en Latinoamérica no es parrillada si no tiene carne. La carne es el centro de atención, el centro de la cocina, el centro de la conversación, el centro de todo. Sin carne no es parrilla. Punto.
¿Parrilladas en Japón? Quizá incluyan algo de carne, pero básicamente tienen pescados, mariscos (les encanta el calamar), pollos y muchas pero muchas verduras.
2. Las papas son suficientes verdurasBueno, quizá un choclito también, pero normalmente nada más. Claro, a menos que uno de los integrantes sea vegetariano. Pero si eres vegetariano, ¿para qué míchica vas a una parrillada?
Las parrilladas japonesas se centran en los mariscos y verduras. ¿Carne? ¡Es muy cara para desperdiciarla cocinándola de esta frívola manera! Si quieres carne mejor ve a un restaurante...
3. Un solo plato por favorPues si, lo admito, nuestras parrilladas son monotemáticas (ver punto 1). Carne y más carne. ¿Y si quieres un sabor distinto? ¡Pues compras otro tipo de carne y ya!
La parrillada con nuestros amigos japoneses consistió de (traer papel y lápiz): canapés, ceviche, pollo tandoori, pizza, paella, postre y cafecito para asentar la comida. Todo preparado
in situ, incluyendo la masa de la pizza (sip, la masa también)
4. Ambiente masculinoLos hombres cazadores nos reunimos alrededor del fuego para celebrar la muerte de la res, y conversamos alrededor de la parrilla. No importa que la carne haya venido en una caja directo desde un supermercado, nuestra parte animal se complace creyendo que nosotros la hemos matado...
En Japón la parrillada tiene muchas manos masculinas, pero muchas más femeninas. Creo que una parrillada aquí es como salir a comer a la calle, sólo que con todo y llevando la cocina. Y las cocineras.
5. Cerveza¿Estar frente a los 200 grados centígrados de la parrilla, sin una cerveza helada en la mano? Bueno, si vienen a Japón cambien la imagen mental de la cerveza por un vaso de té helado...
6. Parrilla significa parrilla¿Que llevamos nosotros a una parrillada con los amigos en la playa? La parrilla, el carbón, la carne, y quizá algunos utensilios. ¡Ah! ¡Y el cooler para las cervezas, por supuesto!
Esta parrillada necesitó una van para transportar los utensilios: la parrilla, tres mesas desarmables, dos sillas, una reclinadora, un horno para la pizza, tabla de picar, bidón de agua de 20 galones, ollas, un cooler, una docena de platos, condimentos, harina, levadura, vegetales, y un largo etcétera.
7. Planificar significa preguntar ¿quién trae la cerveza?¡Nunca me había sorprendido tanto como esta vez! Soy ingeniero y sé de planificación, pero nunca se me había ocurrido hacer todo un programa para un almuerzo con los amigos... La foto a continuación dice algo así como:
encender el fuego, de 10 a 11; canapés, de 10 a 11; ceviche, de 10:30 a 12; salsa, de 11 a 11:30; pizza de 12 a 2; etc. Yo sé que captaron la idea...
Epílogo: Ahora dime pues, ¿te gustó o no?¡Jajaja! No piensen que la parrillada versión japonesa no me gustó. ¡En realidad estuvo muy buena! (Y espero que se repita alguna vez), pero me divertí mucho encontrando las diferencias entre lo que nosotros consideramos una parrillada, y lo que los japoneses piensan que es una. ¡Es que la carne es muy barata en Sudamérica! Y bueno pues, eso condiciona nuestros gustos...
Si quieren ver detalles de los platos que comimos en la versión ponja, visiten
esta página y
esta otra en el
Blog de Pilar.
¡Provecho!
PD: Tarea de casaAhora una tarea de casa para ustedes. Encuentren las diferencias entre las chicas japonesas que asisten a una parrillada, y las chicas latinas. ¡Ahí les dejo una foto para que practiquen!
La mayonesa de Betty

La semana que estuve en Osaka fue más divertida de lo que esperaba. Llevé mi computadora, varios videojuegos, dos libros y un par de revistas para matar el aburrimiento que estaba
seguro iba a sentir por las noches. Total, ¿qué tengo en común yo con un grupo de veinteañeros japoneses universitarios (mis compañeros de laboratorio)...? Todas las noches, sin embargo, luego de regresar al hotel para tomar una ducha de rigor (es decir, para no seguir
rigor mortis luego de estar disfrazado de
pingüino - i.e. terno y corbata - durante todo el santo día), salimos a cenar a algún lugar distinto tomando unas cervezas y quizá algunos vasos de sake. Chicas incluídas. ¡Y siempre estuvo todo muy entretenido!
El punto alto de estas noches probablemente fue nuestra visita a
Betty Mayonnaise, un bar muy famoso (de eso me enteré luego) en Osaka. En este bar, que vendría a ser un
kabakura (cabaret club) unas chicas muy simpáticas y de cuerpo regio (de esas que las demás chicas miran con envidia y sólo atinan a murmurar
"¡malditas!") servían los tragos y conversaban con todos, por lo menos hasta unos minutos antes de comenzar el show de caberet...




Pues si, un típico show de cabaret. Bailes en grupo, canciones humorísticas, algunas cortas parodias, vestidos mínimos (y
ausencia de los mismos durante algunos breves segundos...), en fin, ustedes comprenden, mismo
Chicago...
Las únicas diferencias con los shows a los que estamos acostumbrados (¡ejem!) fueron primero la presencia de chicas (mis compañeras de Laboratorio se divertían de lo lindo gritando cada diez segundos
¡sugoi! ¡fantástico!), y bueno, segundo, que todas estas chicas bailarinas eran realmente
hombres...
Resulta que el show ¡es uno de
transexuales! Y sip, transexuales, verificado, ya que las niñas (ex-niños) se quedan en traje de Adán (bueno, de Eva) al final de uno de los bailes... Todos (y todas) los espectadores gritaron nuevamente
¡sugoi!, y todas mis amigas estaban muertas de envidia por los cuerpazos...
Así que mis amigos, cuando lleguen a Japón vengan con cuidado. No les vayan a dar gato por...
gata.
¡A bailarrrrrrr!
La regla de las cuatro eses
Toda la semana pasada estuve en la vecina ciudad de Osaka junto con los demás miembros de mi Laboratorio, ya que teníamos a cargo parte de la organización de un importante congreso internacional de geotecnia. Por mover algunas cajas, conectar algunos cables, asegurarme que los expositores tuviesen todo listo y tomar muchas fotos del evento, no sólo me gané el privilegio de asistir a un congreso que costaba (
sólo en inscripción) 600 dólares, ¡sino también me van a
pagar por ello!
Como uno de los fotógrafos oficiales (éramos cuatro, ya que el congreso se realizaba en varias salas a la vez, con conferencias simultáneas) tuve la suerte de ser invitado a la
cena de gala (¡otros 100 dólares ahorrados!). Esta cena se realizó en uno de los hoteles más caros de Osaka (costo promedio de la habitación simple: 250 dólares la noche), y a ella asistieron los científicos más renombrados del área.
En un momento de la cena, el Presidente del Comité Organizador del Congreso decidió dirigir unas palabras a todos los presentes agradeciéndoles por la asistencia al evento desde todos los confines del mundo (¡fueron más de 1700 personas!), haciendo un resumen de los puntos más resaltantes y algún otro bla bla bla, y mientras este amable patriarca (unos 65 años) hablaba con voz pausada... ¡nadie le hacía caso! En realidad sólo lo hacían los japoneses, ya que los extranjeros seguían comiendo y conversando y pocos tuvieron la cortesía de cerrar la boca y escuchar atentamente. Y el Presidente, como buen japonés también, no dijo nada y siguió con su discurso. Debo admitir que me sentí algo avergonzado por esta falta de cortesía
gaijin (extranjera).
Al lado mío un
Sensei (profesor) que había vaciado ya unos cuatro o cinco vasos de sake, pensaba lo mismo, y no dudó en decirme quejándose de esta actitud de irrespeto de los extranjeros:
"¿Sabes? los japoneses siempre aplicamos la regla de las cuatro eses cuando estamos en una reunión". "¿Las cuatro eses?", pregunté evidentemente curioso,
"¿cuáles son estas cuatro eses?". "La primera ese es de Silence (silencio): el celular debe estar apagado, las sillas no deben rechinar, los lápices no deben caerse. La segunda ese es de Shut Up (callarse), ya que no decimos una palabra, ni siquiera murmullamos durante una reunión. La tercera es de Sit Down (sentarse), ya que nos quedamos sentados mientras el orador habla, y no nos estamos moviendo por toda la sala". "¿Y la cuarta ese?", pregunté, luego de que se quedase callado unos diez segundos.
"La cuarta ese es de Sleep (dormir)", y se rió...


No podría estar yo más de acuerdo con él. Efectivamente, no hay japonés que no se quede dormido en algún momento del día, en cualquier lugar y postura. ¡Ojalá le hubiese tomado alguna foto a quienes se quedan dormidos en clases! Y lo más curioso es que a los profesores parece no importarles... En fin, cosas de las diferencias culturales.
Para algunas fotos adicionales de japoneses durmiendo en cualquier esquina, dense un salto
aquí o
acá. Yo sólo espero que ustedes no se hayan quedado dormidos leyendo esta nota...
¡Felices Sueños!
A falta de anticuchos... ¡buenos son takoyakis!
Cuatro de la madrugada, el cuerpo hecho tiras por la juerga de la noche, el estómago aguijoneado por el hambre, los bolsillos casi vacíos... ¿Una hamburguesa? ¿Un sánguche? ¿Vamos corriendo al
Palermo? ¿A
La Pava del Ovalo Gutiérrez? O mejor aún, unos anticuchitos en
Miguel Salguero... Mmmmm... Se me abre el apetito...
Si bien Japón tiene su propia versión de los anticuchos, unas brochetas llamadas
kushiyaki (¿han probado alguna vez los
yakitori en Lima?), el mejor
símil que encuentro a un plato económico, popular, que a uno se le antoja en cualquier momento y que sirve para calmar el hambre a cualquier hora, es el
takoyaki. Y digo que es el mejor símil no por sabor ni presentación, sino por su omnipresencia (lo encuentras en todos lados), la facilidad de preparación, el ser considerado un
bocadillo más que un plato de fondo, y que son bastantes baratos.

Este fin de semana un
buen amigo nuestro, fanático de los takoyaki, nos invitó a su casa a almorzar. ¡Preparó takoyaki y pizza casera como para todo un regimiento! (y eso que sólo éramos cuatro...) Aquí unas fotos de la tarde...
La que ven arriba es una sartén especial de teflón para preparar takoyaki. Pueden ver las marcas semiesfericas en las que se vacea la masa.
Estas son las manos de nuestro diestro itamae
(chef japonés) dándole vuelta a las masitas para asegurarse que salgan perfectamente esféricas. Takoyaki significa literalmente "pulpo frito"
, y eso que ven al centro de cada masita son precisamente pequeños pedazos de pulpo precocido...
Nuestro itamae, Chris-san, en plena faena preparando takoyaki y cortando la pizza...
¿No se ve apetitosa esta pizza?
Los takoyaki terminados, bañados en salsa teriyaki, mayonesa, y nori molido. ¡Un manjar!Si bien nunca los pedí en Lima (porque no los conocía entonces) , imagino que no debe ser imposible encontrarlos en
Matsuei, en
Makoto, en Izakaya o en Nakachi (en el Cultural Peruano Japonés). Si quieren probar algo diferente, y
pasar por conocedores, pregúntenle al mozo (sin siquiera ver la carta)
¿tienen takoyaki? Quedarán muy bien y disfrutarán un bocadillo único. ¡Provecho!
Disolver, disolver el congreso...
Hace un par de semanas el primer ministro japonés,
Junichiro Koizumi, sufriendo de
ego herido al haberse negado el congreso a aprobar su proyecto de privatización del
correo (Serpost local), decidió
disolver la Cámara de Representantes (suerte de Cámara de Diputados) y adelantar las elecciones, en una maniobra que puede costarle el futuro político. Quienes estén interesados en conocer más sobre esto dense un salto por
aquí,
acá,
allí o
acullá.
Los partidos ya comenzaron sus campañas electorales: abrieron oficinas en las principales ciudades y comenzaron a poner anuncios por doquier...


Hasta allí suena parecido a lo que ocurre en el Perú, salvo por dos detalles: la ciudad no está inundada de anuncios (que en Lima y otras ciudades cubren paredes, pistas, postes y cerros), y todos ellos han sido diseñados para ser retirados rápidamente luego de las elecciones. Hagámosle un zoom a la foto anterior...

Los carteles están pegados a la pared con ayuda de unos adhesivos de fácil retiro (sí, ese adorno amarillo con forma de estrella es en realidad uno de los adhesivos), de forma tal que pueden ser retirados sin problemas al final de la elección. ¿Por qué no obligamos todos a hacer algo parecido en el Perú? En fin...
Pues sí, los partidos políticos dañan menos la imagen de la ciudad de lo que estamos acostumbrados en el Perú. Pero no todo es maravilla... Si bien la imagen está protegida, no lo están los oidos...


Desde tempranas horas de la mañana la ciudad es recorrida por estas
combis con parlantes, que con el volumen al máximo tratan de explicar a los adormecidos ciudadanos las propuestas de sus candidatos, los que muchas veces están al lado de la misma saludando a los transeuntes. ¿Ven al tipo ese con la banda azul cruzándole el pecho? Sí, es uno de los candidatos... ¡Horrible oye!
Creo que esto de la publicidad a alto volumen ya no es aceptado en el Perú. Lo recuerdo de algunos pueblos bastante remotos, en los que no es posible llegar a todos los hogares con publicidad televisiva, pero ¿en Lima? Estoy seguro que no sería aceptado... Es más, ¡dejaría de votar por cualquier candidato que ose interrumpir mi sueño dominguero!
Pero aquí, ¡qué le voy a hacer! No me queda más que comprarme unos tapones de oido y dormir con ellos.
El hoax nuestro de cada día
Nunca pude responderle a una amiga sobre la siguiente foto, que recibió como un supuesto anuncio en el metro japonés (así que Pao, aquí está la respuesta):

La foto de marras, de obvia apariencia pornográfica, habría sido tomada en un vagón de tren sobre el asiento para personas discapacitadas (
priority seat), y querría decir lo siguiente:
1. Personas con un brazo roto.
2. Persona con un niño.
3. Embarazadas.
4. Personas con una pierna rota
Es cierto, los japoneses tienen letreros de lo más variopintos, y su tolerancia a temas sexuales es muy distinta de la que tenemos en el Perú (ya les contaré luego sobre las revistas semi-porno que encuentran en cualquier
convini), pero lamento contarles que este supuesto letrero es falso. Un juego con Photoshop. Un simple
hoax. El letrero verdadero es el siguiente (disculpen que la foto haya salido borrosa... no me percaté de ello al tomarla):

Parecidas pero... ¡completamente distintas!
Por cierto, y hablando de fotos trucadas, hace una semana una chica que visitaba por primera vez Japón no se atrevió a probar
sushi ni
sashimi ya que había recibido un correo con unas fotos sobre los posibles efectos en el cerebro por comer pescado crudo. ¡Nunca pudimos convencerla de que
ese correo era un
hoax! Ella imaginaba que millones de japoneses circulaban por el mundo con el cerebro lleno de gusanos. Si tienen
estómago, vean ese hoax haciendo click
aquí. Luego,
lean la explicación de porqué es
imposible tener una infestación de ese tipo, comiendo pescado crudo (¿se imaginan? ¡cómo tendríamos nosotros los cerebros de comer tanto
ceviche!)
La conclusión es simple: ¡no crean todo lo que reciben por email!
Suerte y... ¡provecho con el ceviche!